ENTRE CÓRDOBA Y TOLEDO

Un bonito paseo en bicicleta por lugares llenos de historia, naturaleza y gastronomía.

     Cuando a mitad del siglo X Córdoba era la capital del califato de al-Andalus, eran cinco los caminos que de ella partían: a Valencia, Almería, Sevilla, Badajoz y a Toledo. Según fuentes de la época, la ruta entre Córdoba y Toledo discurría por el Valle de Alcudia hasta Caracuel y desde allí a Calatrava la Vieja y luego a Malagón, para seguir por Los Yebenes hasta Toledo.

camino entre olivos

     Esta ruta siguió siendo la principal entre Andalucía y Castilla hasta que, a finales del siglo XVIII, el ingeniero militar de origen francés Carlos Lemaur diseñó una nueva y más moderna a través de Despeñaperros, para facilitar el transporte de las mercancías de ultramar hasta la corte.

     Malagón es nuestro punto de partida, y nuestro primer destino Calatrava, por el camino que debieron seguir los ejércitos cristianos, reunidos para derrotar al infiel en la célebre batalla de Las Navas de Tolosa.

mar de viñedos

     En su marcha triunfal, los ejércitos de Castilla y Aragón junto a otros muchos valientes cruzados, venidos de toda Europa, tomaron Malagón el domingo día 24 de junio de 1212,  que entonces era una fortaleza musulmana con muralla de tierra, y pasaron a cuchillo a toda su guarnición. Al día siguiente y a tan solo una jornada de viaje, Calatrava también fue tomada, pero a sus habitantes si les fue permitido huir.

     Muy pronto se divisa a lo lejos la figura de lo que fue la gran isla fortaleza en el margen izquierdo del rio Guadiana. El camino es perfectamente llano y transcurre entre olivares y viñedos, sobre un suelo de origen volcánico, que produce unos vinos y aceites que llevan en su esencia el recuerdo de aquellos días.

ejercito de ovejas

      Un rebaño de ovejas manchegas levanta una ligera polvareda que vela levemente la silueta de las torres, y como Don Quijote, creo ver a las huestes de Alfonso VIII prestas a domar la altivez de sus murallas. Pero no hay duda, son felices y pacíficas ovejas quizá descendientes de las que pastaban por aquellos campos desde hace también muchos siglos.

dehesa de zacatena

      Igual de felices que las de otros rebaños que nos encontramos pocos kilómetros más adelante cuando alcanzamos los límites del Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel. Aquí en el costado suroeste del parque aún se conserva parte de lo que fue la gran dehesa de pastos propiedad del Maestre de la Orden de Calatrava.

tablas de daimiel patitos

     Las ovejas de La Dehesa de Zacatena tienen el privilegio de pasear entre majestuosas encinas junto a las grullas, que por centenares comparten con ellas su lugar de alimento. Solo de su leche se sigue elaborando, en lo que fue la Casa de los Guardeses, el exclusivo queso Dehesa de Zacatena, como se ha venido haciendo durante ochocientos años.

     Desde allí volvemos a casa con el viento a favor.

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